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La nueva Formación Profesional, una respuesta a los retos de nuestra sociedad.
 

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La nueva Formación Profesional, una respuesta a los retos de nuestra sociedad.

16 de enero de 2024

Luis García Presidente Asociación nacional de centros FPEmpresa

Nuestros centros de Formación Profesional pueden afrontar los retos futuros para conseguir que la nueva FP sea una primera opción de éxito, pero para ello necesitamos una verdadera autonomía

En los últimos años, hemos sido capaces de aumentar el número de matriculaciones en Formación Profesional, pasando de las 450.000 matrículas de cursos anteriores a más de un 1.000.000 formalizadas este año académico. Estos datos son esperanzadores, pero insuficientes. Estamos por debajo del 40% de alumnado frente al 60 % de los estudiantes que eligen Bachillerato o estudios universitarios. Estos datos reflejan que estamos alejados de lo deseable, si consideramos las necesidades reales de cualificación que necesitan los futuros trabajadores de nuestro tejido productivo, máxime cuando muchos de los países de nuestro entorno lo sobrepasan de lejos.

Los diferentes observadores de la realidad social y económica de nuestro país llevan años señalando la importancia que la FP tiene para dar respuesta a la demanda de personas cualificadas por parte de los diferentes sectores productivos. Las empresas y la sociedad en general se enfrentan a una nueva realidad tecnológica, económica y social: digitalización, inteligencia artificial, robotización, biotécnica, globalización, envejecimiento de la población, cambio climático, etc. También hay que tener en cuenta las nuevas realidades demográficas y territoriales que suponen un desafío para el relevo generacional en nuestro país.

Por ello, la necesidad de reforzar y renovar la cualificación profesional de las personas a través de una mejora del Sistema de Formación Profesional es una evidencia y el desarrollo de la nueva ley de FP, cuya aplicación arranca en el curso próximo, debe ser una palanca real para impulsar definitivamente este ámbito educativo.

Tenemos una nueva ley que puede facilitar este cambio que repercutirá en nuestra sociedad. Sin embargo, no podemos olvidar los que desarrollamos la nueva norma que tenemos que ser conscientes de algunos retos:

Primero, abordar la necesidad de continuar con el impulso económico, para mejorar el equipamiento y las instalaciones de los centros y para aumentar los puestos formativos.

Segundo, repensar cómo dar un salto en la gestión, formación y reclutamiento del profesorado de FP, que hoy empieza a ser deficitario en algunas especialidades claves.  Son necesarios recursos suficientes para mejorar la formación permanente del profesorado, no solamente mediante la modalidad de cursos de formación general, sino también con estancias en empresas o ayudas individuales a la formación. Al mismo tiempo, creemos que colaborar y compartir ayuda a la mejora de la calidad de la enseñanza. La FP es innovadora y creativa, por lo que es necesario promover un espacio de buenas prácticas donde se visibilicen y se compartan tanto proyectos como programas, prácticas y otras acciones que enriquezcan a nuestro alumnado, profesorado y empresas a nivel nacional. Esta es una de la misiones y empeños de nuestra Asociación.

Tercero, sabemos, porque así lo vienen diciendo en sus informes la OCDE, la Comisión Europea o el CEDEFOP, que los centros educativos son la piedra angular del sistema. Si los centros funcionan bien y son exitosos, las personas que se educan o forman en ellos obtienen mejores resultados. Nuestros centros de Formación Profesional pueden afrontar los retos futuros para conseguir que la nueva FP sea una primera opción de éxito, pero para ello necesitamos una verdadera autonomía, tanto organizativa como de gestión económica y pedagógica, que permita atender las necesidades específicas de cada centro y que les dote de la agilidad que precisan para poder responder a la exigencia de constante cambio. 

En cuarto lugar, señalamos que la Formación Profesional ha creado unos estrechos vínculos con la empresa a través del módulo de Formación en Centros de trabajo, obligatorio en todos los títulos de FP, y entendemos que la “dualización” del sistema puede ser una oportunidad y un complemento de este. Sabemos que tenemos los retos de ampliar las horas de formación, incluso en los primeros cursos, y del alta en la Seguridad Social del alumnado. También, afrontamos el reto de que las empresas se responsabilicen de parte de los resultados de aprendizaje. Por ello, se necesita un plan que ayude a mantener el compromiso de las empresas que han colaborado hasta ahora y ampliar, si cabe, su número. Es necesaria la colaboración con las organizaciones empresariales y sindicales para que toda la información sobre la nueva ley llegue de manera clara y práctica. Facilitar ayuda con el fin de simplificar los procedimientos burocráticos, a través de una mejora de la información o mediante incentivos, puede favorecer que estas empresas colaboren con calidad en las tareas de tutoría y coordinación de los estudiantes.

Por otro lado, es necesario definir mecanismos que faciliten la orientación profesional al alumnado, familias, personas trabajadoras, desocupadas, empresas y a la sociedad en general. Debemos hacer del centro de FP una referencia en la orientación, la cualificación y la recualificación de las personas. También, proponemos concretar el perfil y la formación de la persona que realiza la orientación en la Enseñanza Secundaria Obligatoria y en el Bachillerato. Además, apostamos por la realización de una campaña, permanente e integral, de comunicación de la Formación Profesional.

Finalmente, entre estos retos está el de ayudar desde programas más flexibles y adaptados al entorno, tal y como propone esta ley, para evitar el abandono temprano y dar respuesta a los estudiantes que tienen dificultades con otras vías de formación más académicas.

Si tenemos en cuenta estos puntos críticos y esenciales en el despliegue de la nueva ley de FP, conseguiremos el éxito que nuestro país y nuestra sociedad necesitan.